La estructura económica y social de la comarca ha sufrido cambios profundos a lo largo de los siglos, pero hay una constante que nunca ha desaparecido ni va a hacerlo en un futuro cercano: en Tierras Altas se come bien.
Sí, en Tierras Altas se come muy bien y la culpa de ello la tienen exclusivamente los vecinos, tanto los que viven actualmente en la sierra como las generaciones pretéritas, que han construido una gastronomía tradicional envidiable con materias primas de altísima calidad. Tierra de ganaderos y trashumantes, en todos los pueblos de Tierras Altas puedes encontrar platos populares desarrollados a partir de la carne y la leche extraída de los animales que pastan en libertad por los campos de la sierra. De hecho, la matanza del cerdo es todo un acontecimiento en la comarca y el origen de los ricos y variados embutidos y del torrezno más famoso del mundo.
Con estos productos provenientes principalmente del cerdo y del cordero podemos encontrar platos de gran sabor que han sido transmitidos de generación en generación. Es el caso, por ejemplo, de la caldereta de Huérteles , elaborada con carne de cordero a la que se añade agua, ajos, aceite de oliva, laurel, sal y muchas horas de lenta cocción. Si quieres disfrutar de estos platos y de los productos locales con los que se construyen, en Tierras Altas tienes restaurantes especializados en cocina tradicional y comercios artesanales que te permitirán llevarte a casa un trozo de nuestra centenaria cultura gastronómica.
No todo es carne
El embutido es patrimonio local y los torreznos son nuestra gasolina, pero la cultura culinaria de la comarca va mucho más allá de los productos animales. Para responder a las jornadas de trabajo largas y duras, los pastores han recurrido durante décadas a alimentos tan característicos como las migas pastoriles de Oncala , que era la base de la dieta durante la época de trashumancia. El pan se cortaba la noche antes, se envolvía en un trapo húmedo con ajo y se echaba en la sartén con aceite, sal y pimentón dulce. Las sopas de ajo de Bretún , las roscas de Villar del Río o el artaguiton de San Pedro Manrique son otros ejemplos de platos tradicionales en los que no se emplea carne animal. Si quieres saber cómo se preparan estos y otros alimentos, en este enlace puedes consultar una breve guía acerca de las elaboraciones más características de Tierras Altas.
Además, la sierra también destaca por la presencia de hasta 700 especies de hongos , la mayoría de ellas comestibles y que, además de aportar variedad y riqueza a la gastronomía local, también se han convertido en un atractivo turístico de primer orden, especialmente en otoño y primavera. Con el objetivo de garantizar su conservación y poder disfrutar de su consumo sin preocupaciones, te recomendamos que acudas acompañado de un guía micológico, que te ayudará en la recolección y agilizará la experiencia para que tú solo te preocupes de disfrutar del paisaje y de la gastronomía.
12La estructura económica y social de la comarca ha sufrido cambios profundos a lo largo de los siglos, pero hay una constante que nunca ha desaparecido ni va a hacerlo en un futuro cercano: en Tierras Altas se come bien.
Sí, en Tierras Altas se come muy bien y la culpa de ello la tienen exclusivamente los vecinos, tanto los que viven actualmente en la sierra como las generaciones pretéritas, que han construido una gastronomía tradicional envidiable con materias primas de altísima calidad. Tierra de ganaderos y trashumantes, en todos los pueblos de Tierras Altas puedes encontrar platos populares desarrollados a partir de la carne y la leche extraída de los animales que pastan en libertad por los campos de la sierra. De hecho, la matanza del cerdo es todo un acontecimiento en la comarca y el origen de los ricos y variados embutidos y del torrezno más famoso del mundo.
Con estos productos provenientes principalmente del cerdo y del cordero podemos encontrar platos de gran sabor que han sido transmitidos de generación en generación. Es el caso, por ejemplo, de la caldereta de Huérteles , elaborada con carne de cordero a la que se añade agua, ajos, aceite de oliva, laurel, sal y muchas horas de lenta cocción. Si quieres disfrutar de estos platos y de los productos locales con los que se construyen, en Tierras Altas tienes restaurantes especializados en cocina tradicional y comercios artesanales que te permitirán llevarte a casa un trozo de nuestra centenaria cultura gastronómica.
No todo es carne
El embutido es patrimonio local y los torreznos son nuestra gasolina, pero la cultura culinaria de la comarca va mucho más allá de los productos animales. Para responder a las jornadas de trabajo largas y duras, los pastores han recurrido durante décadas a alimentos tan característicos como las migas pastoriles de Oncala , que era la base de la dieta durante la época de trashumancia. El pan se cortaba la noche antes, se envolvía en un trapo húmedo con ajo y se echaba en la sartén con aceite, sal y pimentón dulce. Las sopas de ajo de Bretún , las roscas de Villar del Río o el artaguiton de San Pedro Manrique son otros ejemplos de platos tradicionales en los que no se emplea carne animal. Si quieres saber cómo se preparan estos y otros alimentos, en este enlace puedes consultar una breve guía acerca de las elaboraciones más características de Tierras Altas.
Además, la sierra también destaca por la presencia de hasta 700 especies de hongos , la mayoría de ellas comestibles y que, además de aportar variedad y riqueza a la gastronomía local, también se han convertido en un atractivo turístico de primer orden, especialmente en otoño y primavera. Con el objetivo de garantizar su conservación y poder disfrutar de su consumo sin preocupaciones, te recomendamos que acudas acompañado de un guía micológico, que te ayudará en la recolección y agilizará la experiencia para que tú solo te preocupes de disfrutar del paisaje y de la gastronomía.