La noche del 23 de junio es una de las más especiales en Tierras Altas, y sin duda la más especial en San Pedro Manrique, el pueblo de mayor relevancia demográfica de la comarca y el hogar de una tradición ancestral cuyo origen no se conoce con claridad: El Paso del Fuego.
El solsticio de verano en San Pedro Manrique se celebra con una hoguera, igual que en la gran mayoría de municipios españoles, pero la diferencia es que en este pueblo de 600 habitantes la convierten en una alfombra de ascuas incandescentes por la que pasan descalzos varios vecinos. A los pies de la ermita de la Virgen de la Peña, en un recinto dedicado exclusivamente a esta festividad, se reúnen hasta 2.000 vecinos y foráneos para presenciar una de las ceremonias de pirobacia (así se conoce a la técnica de pisar fuerte las ascuas para expulsar el oxígeno y evitar quemaduras) más antiguas y llamativas de toda Europa. Un espectáculo que pone de manifiesto el respeto que en Tierras Altas se guarda a las tradiciones independientemente de su origen y significado, pues a día de hoy sirven como elemento revitalizador y nexo de unión para una comunidad que ha sufrido la cara más dura de la despoblación rural.
El recinto del Paso del Fuego, que cualquier otro día puede visitarse libremente, abre sus puertas en el Día D a las 23:00. Mientras las charangas y peñas locales animan la jornada y los vecinos se reencuentran con amigos y familiares que vuelven por un día del exilio, un grupo se encarga de preparar una alfombra de fuego de tres metros de largo sobre la arena del escenario principal. Una hora más tarde, alrededor de 20 elegidos comienzan, uno a uno, a enfrentarse a este rito con paso firme y la mirada clavada en el horizonte. Son apenas diez pasos, pero en el más absoluto silencio, sobre el fuego incandescente y ante la mirada de miles de espectadores (en persona y a través del canal de televisión regional) se hacen interminables. Cuando consiguen abandonar tierra hostil y alcanzar de nuevo la arena seca en la que les esperan sus familiares, se produce una explosión de júbilo que invade a todo el graderío, conscientes de la dificultad del desafío y de la importancia de mantener viva esta tradición y su simbología.
Las otras protagonistas: tres Móndidas
Por si fuese necesario añadir a esta hazaña un mayor grado de dificultad, muchos vecinos deciden atravesar la alfombra de fuego con una persona subida a su espalda. Tres de estos acompañantes suelen ser las Móndidas, protagonistas de otra tradición ligada a la del Paso del Fuego. Se trata de tres mujeres vestidas con un traje tradicional, joyas de gran valor sentimental y un enorme cesto que sostienen sobre sus cabezas. Tras un desfile multitudinario y las correspondientes ofrendas, las Móndidas regalan a sus vecinos unos versos de homenaje que hacen referencia a la tradición, a la actualidad de la villa o incluso a las reivindicaciones populares en contra de la despoblación. Esta fiesta, aunque con un tono más informal y desenfadado que la noche anterior, sirve de igual manera para consolidar el sentimiento de comunidad y convencer, tanto a los vecinos que aún siguen en Tierras Altas como a los expatriados que se han visto obligados a trasladarse a la gran ciudad, de que las fiestas de San Pedro Manrique pertenecen a todos, y a todos corresponde preservarlas.
48La estructura económica y social de la comarca ha sufrido cambios profundos a lo largo de los siglos, pero hay una constante que nunca ha desaparecido ni va a hacerlo en un futuro cercano: en Tierras Altas se come bien.
Sí, en Tierras Altas se come muy bien y la culpa de ello la tienen exclusivamente los vecinos, tanto los que viven actualmente en la sierra como las generaciones pretéritas, que han construido una gastronomía tradicional envidiable con materias primas de altísima calidad. Tierra de ganaderos y trashumantes, en todos los pueblos de Tierras Altas puedes encontrar platos populares desarrollados a partir de la carne y la leche extraída de los animales que pastan en libertad por los campos de la sierra. De hecho, la matanza del cerdo es todo un acontecimiento en la comarca y el origen de los ricos y variados embutidos y del torrezno más famoso del mundo.
Con estos productos provenientes principalmente del cerdo y del cordero podemos encontrar platos de gran sabor que han sido transmitidos de generación en generación. Es el caso, por ejemplo, de la caldereta de Huérteles , elaborada con carne de cordero a la que se añade agua, ajos, aceite de oliva, laurel, sal y muchas horas de lenta cocción. Si quieres disfrutar de estos platos y de los productos locales con los que se construyen, en Tierras Altas tienes restaurantes especializados en cocina tradicional y comercios artesanales que te permitirán llevarte a casa un trozo de nuestra centenaria cultura gastronómica.
No todo es carne
El embutido es patrimonio local y los torreznos son nuestra gasolina, pero la cultura culinaria de la comarca va mucho más allá de los productos animales. Para responder a las jornadas de trabajo largas y duras, los pastores han recurrido durante décadas a alimentos tan característicos como las migas pastoriles de Oncala , que era la base de la dieta durante la época de trashumancia. El pan se cortaba la noche antes, se envolvía en un trapo húmedo con ajo y se echaba en la sartén con aceite, sal y pimentón dulce. Las sopas de ajo de Bretún , las roscas de Villar del Río o el artaguiton de San Pedro Manrique son otros ejemplos de platos tradicionales en los que no se emplea carne animal. Si quieres saber cómo se preparan estos y otros alimentos, en este enlace puedes consultar una breve guía acerca de las elaboraciones más características de Tierras Altas.
Además, la sierra también destaca por la presencia de hasta 700 especies de hongos , la mayoría de ellas comestibles y que, además de aportar variedad y riqueza a la gastronomía local, también se han convertido en un atractivo turístico de primer orden, especialmente en otoño y primavera. Con el objetivo de garantizar su conservación y poder disfrutar de su consumo sin preocupaciones, te recomendamos que acudas acompañado de un guía micológico, que te ayudará en la recolección y agilizará la experiencia para que tú solo te preocupes de disfrutar del paisaje y de la gastronomía.