Los vecinos y vecinas de Tierras Altas han realizado un esfuerzo admirable para conservar un modo de vida y unas costumbres que en gran parte de nuestra sociedad han sido sustituidas de manera irreversible. La identidad de la comarca se construye a través de un sentimiento de comunidad que permanece vivo gracias a festividades y tradiciones que llenan la sierra de color y traen de vuelta por unos días a los antiguos vecinos que han emigrado a la ciudad. Además, permanecen totalmente abiertas a visitantes con ganas de aprender y contribuir a la conservación del patrimonio etnográfico.
Paso del Fuego y Móndidas en San Pedro Manrique
El Paso del Fuego de San Pedro Manrique es sin duda alguna una de las fiestas populares más conocidas de la geografía nacional. Su singularidad, espectacularidad y antigüedad le hizo obtener en el año 1980 un merecido reconocimiento como Fiesta de Interés Turístico Nacional.
El día 23 de junio, a pocos minutos de la medianoche, con pasadores y espectadores situados en sus posiciones, da comienzo el rito. Tras un toque de trompeta, el pasador o pasadora, que debe ser natural de San Pedro Manrique o hijo del pueblo, se sitúa descalzo en el borde de las brasas, solo o con alguien a sus espaldas. Ante un nuevo aviso de trompeta, el protagonista camina sobre el incandescente manto que puede llegar a los 800 grados. Tras ocho interminables pasos, llega al final y se funde en un abrazo con familiares y amigos.
Las primeras en ser pasadas por los valientes sampedranos son las tres Móndidas, otro elemento muy característico de las fiestas de San Pedro Manrique. Las Móndidas son tres jóvenes hijas del pueblo, antaño doncellas, que se eligen en la festividad de la Cruz de Mayo y que desfilan por el pueblo la mañana del día 24 de junio. Portan trajes blancos, mantillas bordadas y unos peculiares cestaños de mimbre en la cabeza, cubiertos de tela blanca, adornos florales y unas ramas cubiertas con pan cocido pintado con azafrán.
Fuente de los Tiñosos en San Pedro Manrique
Este manantial urbano, también llamado “de Los Legañosos” o “Soldevilla”, está ubicado en el centro de San Pedro Manrique, en una rambla que comienza justo detrás del edificio del ayuntamiento. Aunque está muy modificada, se cree que su construcción tiene orígenes medievales. Es conocida por sus aguas sulfuradas cálcicas frías, es decir, con alto contenido en azufre, que le confieren propiedades medicinales y terapéuticas. Tiene un aroma característico, que se podría asemejar al de los huevos podridos, debido al contenido de sulfuro de hidrógeno.
Era recomendado por los médicos para eccemas, alergias en la piel y prurito, lavándose la zona afectada varias veces al día durante el tiempo que fuera necesario. Otra alternativa en épocas pretéritas era beberla directamente como remedio contra problemas hepáticos o digestivos.
En el caso de la Fuente de los Tiñosos, estas aguas sulfurosas han sido valoradas por los habitantes locales durante generaciones, y muchos creen en sus efectos terapéuticos.
Manantial de Ontálvaro en Aldealcardo
Este manantial se sitúa en lo que fue hace más de un siglo el pueblo de Ontálvaro, ahora convertido en un despoblado. Perteneció primero a Aldealcardo y después a la Cuesta, y tenía una iglesia en honor a Santa Ana. Hoy, lo único que queda de Ontálvaro es esta fuente.
Estas aguas están catalogadas como mineromedicinales con alto contenido en azufre. El manantial se utilizaba de manera habitual para tratar dermatitis atópicas, eccemas, procesos alérgicos, acnés y otro tipo de enfermedades. Aquí se aplicaba tanto el agua como los lodos blancos que se encontraban en la surgencia, ya que se consideraba que estos producían efectos diuréticos y purgantes.
Hay constancia de que en los meses de verano llegaban bañistas procedentes de otras localidades sorianas y de la Rioja, que se alojaban en hospederías de Aldealcardo y Yanguas, para tomar el agua de este manantial o aplicarla de forma directa y local en la piel. En el siglo XIX se planteó un proyecto empresarial para explotar y construir una suerte de balneario a partir de estas aguas, aunque la iniciativa finalmente no prosperó. Hace algunos años se levantó una pequeña construcción que cobija el manantial.
Lavadero de Sarnago
Sarnago es todo un ejemplo para la comarca de Tierras Altas. Un pueblo que ha conseguido ser rescatado del abandono tras el fallecimiento en el año 1979 de su último vecino. A partir de entonces se creó la asociación Amigos de Sarnago con la finalidad de recuperar las construcciones singulares del pueblo y las tradiciones conservadas por sus vecinos. El lavadero, rehabilitado por esta asociación, es uno de los sitios más emblemáticos a visitar.
El Lavadero de Sarnago es una estructura de piedra con un techo sostenido por columnas, proporcionando un espacio cubierto donde las mujeres podían realizar sus tareas domésticas además de reunirse, charlar y compartir noticias. Es un buen ejemplo de la arquitectura rural de la zona y representa una parte importante de la historia y la cultura local. Hoy, sin embargo, su función es distinta, pues ha sido habilitado como biblioteca pública, un espacio para la cultura del que pueden hacer uso todas las personas que acudan o visiten la localidad para leer o tomar prestado un libro.
Muy cerca del lavadero se encuentra el Museo Etnográfico, ubicado en el antiguo Ayuntamiento, que servía también como escuela y casa del maestro. En las diferentes estancias se pueden observar multitud de utensilios, fotografías y elementos que nos transportan a un pasado no tan lejano y nos muestran la vida cotidiana de los antiguos vecinos de Sarnago.
Móndidas en Sarnago
Sarnago es uno de los cuatro pueblos de Tierras Altas que celebra la Fiesta de las Móndidas, recuperada aquí en el año 1982. Tiene lugar el 24 de agosto, aunque antiguamente era con motivo de la última luna de la primavera conmemorando la Trinidad.
Su origen es incierto, unos las vinculan con el mundo celtibérico, otros con las sacerdotisas romanas de la diosa Ceres, y otros a los tributos en forma de doncellas que los cristianos debían entregar a los musulmanes en época medieval. Estas tres mujeres, ataviadas de blanco, portan un característico cestaño en la cabeza, que en el caso de Sarnago es cónico, con cintas de colores y flores en la parte superior.
Las Móndidas son acompañadas por un mozo con un enorme ramo de arce adornado con flores, pañuelos y roscos. El día de la fiesta, por la mañana se celebra una procesión y una misa en el exterior de la iglesia de San Bartolomé, visita religiosa que se repite por la tarde para cantar la Salve, tras lo que se introduce el ramo mencionado por una ventana del antiguo consistorio.
Móndidas en Matasejún
Junto a Ventosa de San Pedro, Sarnago y San Pedro Manrique; Matasejún es una de las cuatro localidades de Tierras Altas que conserva la fiesta de las Móndidas, aunque en el pasado fue una celebración común a muchos pueblos de la zona.
El año 2001 Matasejún recuperó esta tradición que cada año celebra el 16 de agosto, aunque antaño estaba vinculada al Día de la Trinidad, que a su vez es el domingo más cercano a la última luna llena de la primavera, un dato muy relevante que nos indica sus orígenes paganos, aunque no sepamos con exactitud su auténtica génesis.
Tanto las Móndidas como el mozo que las acompaña participan en una procesión desde la iglesia de Santo Domingo de Silos hasta la ermita de San Roque, donde asisten juntos a una misa.
Móndidas en Ventosa de San Pedro
Otra de las localidades en las que aún se conserva la Fiesta de las Móndidas es Ventosa de San Pedro. Recuperada por sus vecinos en el año 1995, no se conocen realmente sus orígenes, pero es muy probable que tenga una génesis pagana vinculada a la fertilidad de los campos y la primavera.
Dado el pequeño número de vecinos que viven durante el invierno, esta fiesta se ha trasladado al verano, concretamente al 15 de agosto, cuando aumenta la población. Este día, a las 6 de la tarde, las Móndidas y el mozo que las acompaña se concentran en la plaza y, tras colocar los originales cestos a las tres muchachas, se dirigen a la iglesia, portando la imagen de la Trinidad en honor a la fecha en la que originariamente se celebraba esta tradición.
Horno de Los Campos
El Horno de los Campos es un horno tradicional de panadería que ha sido utilizado por generaciones para hornear pan y otros productos. Estos hornos suelen ser construcciones de piedra o ladrillo, con una cámara de cocción donde se colocan los productos a hornear y una chimenea para evacuar el humo.
Estos hornos tradicionales eran una parte vital de la vida de las comunidades rurales, ya que proporcionaban un medio para hornear pan de forma comunitaria. Los residentes locales solían llevar sus ingredientes al horno y hornear sus productos allí, lo que fomentaba la colaboración y el intercambio entre vecinos.
Aunque muchos pueblos han dejado de utilizar hornos como este en favor de panaderías comerciales modernas, el Horno de los Campos ha sido preservado como un testimonio del patrimonio cultural e histórico de la zona. Puede utilizarse en ocasiones especiales o eventos comunitarios para hornear pan de manera tradicional, y también como una atracción turística para mostrar cómo era la vida en el pasado en San Pedro Manrique y en la región en general.
Horno de Valloria
El horno de Valloria, igual que el de Los Campos, se ha preservado como un testimonio del patrimonio cultural, etnográfico e histórico de la comarca. Recientemente restaurado, puede visitarse y se utiliza en ocasiones especiales para volver a cocinar repostería tradicional.
También en el pueblo de Valloria se puede encontrar el Museo del Juego Tradicional de Tierras Altas, que se ubica en las antiguas escuelas del pueblo. Se pueden observar decenas de juguetes y juegos tradicionales que formaron parte de la infancia de los vecinos más veteranos del pueblo, y que los más jóvenes probablemente tengan dificultades para reconocer. Hablamos de calvas, hinques, diábolos, tanguillas, bolos, ranas, aros o peonzas.
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